Un Viaje Desde las Profundidades del Océano Hasta las Profundidades del Cerebro
Durante los últimos 60 años, una proteína aislada de la medusa Aquoarea victoria ha revolucionado las técnicas de microscopía y con ellas el avance de la ciencia. Desde que en el año 1962 el japonés Osamu Shimomura aislara por primera vez la Proteína Fluorescente Verde o GFP (Green Fluorescent Protein), el descubrimiento de nuevas proteínas fluorescentes y el desarrollo de herramientas basadas en ellas ha sido imparable. Fruto de estos avances, Shimomura y otros dos investigadores, Martin Chalfie y Roger Y. Tsien, fueron galardonados con el Premio Nobel de Química en el año 2008.
Actualmente estas herramientas permiten visualizar estructuras y procesos celulares con una resolución insospechada hace unos pocos años, y están permitiendo avanzar en el conocimiento de la estructura del cerebro y los mecanismos que controlan la comunicación entre las neuronas.
El siguiente tablero pretende ser un pequeño resumen de algunas de las aplicaciones experimentales desarrolladas gracias a las proteínas fluorescentes, y de cómo la proteína de una medusa ha revolucionado la ciencia en los últimos veinte años.
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